Cancuncito en Veracruz emerge como un tesoro escondido en el puerto, ofreciendo una experiencia turística única con sus aguas cristalinas, playas de arena blanca y emocionantes actividades acuáticas. Aunque no constituye una isla en sí misma, sino un banco de arena, acceder a Cancuncito implica un fascinante viaje en lancha, yate o moto acuática.

Este lugar, bautizado por sus aguas diáfanas y su arena blanca, destaca en contraste con la mayoría de las playas en Veracruz. Con una profundidad que oscila entre 1 y 2 metros, Cancuncito se presta para nadar, practicar esnórquel o simplemente disfrutar de un apacible paseo en el mar.

Durante tu visita, tendrás la oportunidad de explorar la cercana Isla de Sacrificios, contemplar el emblemático faro Venustiano Carranza y observar el barco hundido conocido como Juana de Arco. La abundante vida marina y la presencia de extensos arrecifes hacen de Cancuncito un destino apreciado tanto por buceadores como por amantes del mar.

Para llegar a Cancuncito, opta por un recorrido en lancha desde las playas cercanas al centro histórico, como Playa Villa del Mar o Playa Regatas. Este banco de arena, originado durante el huracán Gilberto en 1988, se ha convertido en un atractivo turístico singular en la región.

Los viajes en lancha, siendo la opción más rápida, tienen una duración aproximada de 15 minutos desde la salida en la Playa Regatas o Playa Villa del Mar. La zona ostenta la categoría de área protegida por la SEMARNAT, formando parte integral del Sistema Arrecifal Veracruzano.

En los últimos años, la arena de Cancuncito ha quedado sumergida bajo el mar, generando una suerte de alberca gigante con impresionantes vistas del bulevar de Veracruz y la Isla de Sacrificios. Aunque la profundidad del agua es reducida y su claridad impresionante, se sugiere visitar en los meses de marzo a agosto para disfrutar de las condiciones óptimas.