El Acuario de Veracruz sigue sorprendiendo a sus visitantes con la presentación de nuevas especies que no dejan de maravillar tanto a locales como a turistas. Tras el éxito de exhibiciones anteriores, como tiburones, tortugas y una simpática raya conocida por su constante “sonrisa”, el acuario ha dado un paso más allá en su colección con la inclusión de una criatura que ha capturado la atención de todos: el Dragón Barbudo Central.
Aunque no es un dragón en el sentido mitológico al que estamos acostumbrados, el Dragón Barbudo Central, conocido científicamente como Pogona vitticeps, se ha convertido en la estrella del acuario. Esta especie, nativa de las regiones áridas de Australia, es un pequeño reptil que, a pesar de su tamaño, impresiona por su apariencia robusta y sus comportamientos fascinantes.
Una de las características más notables de este reptil es su “barba”, una bolsa en su garganta cubierta de escamas puntiagudas que puede expandir cuando se siente amenazado. Este gesto intimidante, acompañado por el oscurecimiento de la barba a un tono negro, es una estrategia defensiva que emplea para alejar a posibles depredadores o competidores. Su apariencia se complementa con una cabeza triangular rodeada de escamas espinosas y un cuerpo fuerte y redondeado, que le permite moverse con paso firme y decidido.
El Dragón Barbudo Central no solo es visualmente atractivo, sino que también ofrece una lección de adaptación evolutiva. Su coloración varía según el entorno, con tonos que van desde el marrón opaco hasta reflejos rojizos o dorados, ayudándole a camuflarse en su hábitat natural. Además, su capacidad para cambiar ligeramente de color le permite regular su temperatura corporal y expresar su estado de ánimo.
Este lagarto, que puede alcanzar los 60 cm de longitud y pesar hasta 450 gramos, es un depredador eficiente, capaz de aplastar insectos duros como escarabajos con sus fuertes mandíbulas. Sin embargo, su dieta es omnívora, lo que significa que también consume hojas, flores, frutas y, en ocasiones, pequeñas lagartijas o roedores.
El Acuario de Veracruz ha sabido cómo cautivar a sus visitantes con este pequeño “dragón”, que, aunque no lanza fuego, ha encendido la curiosidad y el asombro de todos aquellos que se acercan a conocerlo. Esta nueva atracción se ha convertido en un imperdible para quienes visitan el acuario durante estas vacaciones de verano, destacándose como un ejemplo perfecto de la biodiversidad que el recinto busca promover y proteger.